Avistamiento de Aves en Montaña Roja

Practicar avistamiento de aves en la Reserva Natural Especial de Montaña Roja, en El Médano, es una experiencia distinta: aquí el paisaje volcánico y las dunas de arena se mezclan con lagunas salobres y vegetación costera que atrae a una gran variedad de especies, especialmente aves migratorias. La zona es uno de los humedales más importantes del sur de Tenerife, un oasis discreto donde el viento, la arena y el mar se combinan para crear un ecosistema frágil pero vibrante.

Entre las especies más habituales se encuentran los chorlitejos patinegros, que anidan en las orillas arenosas y se camuflan perfectamente entre las dunas; el camachuelo trompetero, una de las aves más emblemáticas del entorno, pequeño pero resistente, adaptado al ambiente árido y de tonos rojizos; y el alcaraván común, una especie esteparia que se deja ver en las zonas más pedregosas del interior. En los periodos migratorios, la reserva se llena de correlimos, zarapitos trinadores, archibebes y garcetas comunes, que aprovechan las charcas y salinas como punto de descanso antes de continuar su viaje entre Europa y África.

En invierno, también es posible observar gaviotas patiamarillas, charranes, y, con suerte, algún cernícalo vulgar sobrevolando la zona en busca de pequeños reptiles. La garza real y el andarríos chico aparecen frecuentemente en las zonas húmedas, mientras que los vencejos unicolores y golondrinas recorren el aire en las horas de más sol.

La Montaña Roja, además de su belleza geológica y sus vistas impresionantes sobre el mar y el Médano, funciona como un verdadero laboratorio natural para los amantes de la ornitología. Hay senderos señalizados que rodean la montaña y bordean las charcas, desde donde se puede observar sin molestar a las aves. Unos prismáticos, algo de paciencia y respeto por el silencio son todo lo que hace falta para disfrutar de este espectáculo discreto pero fascinante.

Observar aves aquí es entender que el desierto también tiene vida. Entre el viento, la arena y el mar, Montaña Roja guarda un pequeño tesoro alado que muchos pasan por alto, pero que los observadores atentos saben apreciar en toda su riqueza.