Catedral de San Cristobal de La Laguna

La Catedral de San Cristóbal de La Laguna, también conocida como Catedral de Nuestra Señora de los Remedios, tiene sus raíces en el siglo XVI como parroquia de Los Remedios. Fue elevada al rango de catedral en 1819 al crearse la Diócesis de Tenerife. Tras circunstancias de deterioro, se reconstruyó completamente entre 1904 y 1915, manteniendo su imponente fachada neoclásica original mientras el cuerpo interior se diseñaba en estilo neogótico.

Ubicada en la Plaza de Fray Albino, dentro del casco histórico de La Laguna —declarado Patrimonio de la Humanidad— la catedral es un punto de referencia monumental. Su exterior —la fachada sobria, equilibrada, de líneas limpias— contrasta con lo que se descubre al cruzar sus puertas: espacios interiores amplios con tres naves, bóvedas de crucería que elevan la mirada al techo, gran luminosidad gracias a vitrales, y la presencia de una girola (deambulatorio) alrededor del altar, rasgo especial que no se ve en muchas iglesias de Canarias.

Dentro del patrimonio artístico destacan el púlpito de mármol de Carrara —una pieza importante de escultura italiana traída con mucho cuidado—; el retablo barroco de Los Remedios, con tablas de estilo flamenco; las capillas interiores que albergan obras de grandes artistas canarios como Cristóbal Hernández de Quintana, Fernando Estévez y José Luján Pérez.

Visitar la catedral es más que entrar en un espacio religioso: es asomarse a la historia de La Laguna, entender cómo la ciudad ha crecido conservando una identidad colonial no amurallada, ver cómo arte, arquitectura, devoción y paisaje se mezclan. Los detalles —una imagen, un retablo, una pieza de mármol, el juego de luz que atraviesa los vitrales al mediodía— invitan a la reflexión, al recogimiento y al asombro.