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La Caleta
Adeje


La Caleta es un auténtico tesoro costeño en el municipio de Adeje, a unos 4,5 km del casco urbano principal. Esta localidad surgió a partir de su pequeña cala, utilizada originalmente como punto portuario para la agricultura y la pesca. Hoy conserva ese aire pescador, con barcas amarradas frente al pueblo mientras los vecinos caminan tranquilamente por su paseo marítimo.
Aunque está cerca de zonas muy turísticas como Costa Adeje, La Caleta mantiene su sabor local: callecitas bajas, casas encaladas y un perfil costero que invita a sentarse a ver el océano. Su transformación en un destino culinario ha sido clara: aquí se encuentran algunos de los mejores restaurantes de marisco de la isla, con terrazas al mar que se llenan cada atardecer para contemplar cómo el sol desaparece tras La Gomera mientras degustas comida fresca y vinos canarios.
A diferencia de otras playas cercanas, La Caleta no tiene arena: su costa es rocosa, con escaleras talladas que facilitan el acceso al agua y pequeñas zonas de baño. Sus aguas turquesas son perfectas para nadar, bucear o hacer snorkel cuando el mar está calmado, y la combinación de roca, silencio y paisaje marino crea una atmósfera muy especial.
Quienes buscan más aventura pueden explorar sendas a calas cercanas como Los Morteros o Diego Hernández: la primera es una cala rocosa para buceo y salto libre; la segunda es una playa de arena blanca escondida tras senderos empinados, valorada entre las más bellas de Tenerife. Ambas requieren buena forma física, calzado adecuado y respeto por el entorno, pero recompensan con vistas salvajes y paz total.
La Caleta también celebra sus fiestas tradicionales con devoción marinera. En agosto, la Virgen del Carmen es llevada en procesión hasta el mar, adornada con flores; en enero, San Sebastián recibe procesiones similares, acompañadas por rituales de bendición de animales y baños simbólicos. Ambos eventos mezclan fe, folklore y mar, y son una oportunidad perfecta para vivir la parte más auténtica del pueblo.
En definitiva, La Caleta es un rincón donde la vida costera, la gastronomía de calidad y la tranquilidad se encuentran. Sin multitudes, con sabor isleño y vistas al océano: un lugar ideal para desconectar, degustar lo mejor del mar y contemplar el atardecer como en una postal.

