
Ermita de San Blas
Candelaria


La Ermita de San Blas y la cueva sagrada que se esconde a su lado forman un conjunto único en Tenerife. Ubicadas en la costa de Candelaria, justo al final de la playa homónima, estas dos estructuras nos conectan con la espiritualidad profunda de la isla. La cueva fue un lugar de culto de los antiguos guanches, quienes adoraban aquí a Chaxiraxi, una deidad asociada con la naturaleza y la fertilidad. Según la tradición, fue en esta cueva donde apareció por primera vez la imagen que los españoles luego identificarían como la Virgen de Candelaria, lo que convierte este lugar en un punto clave para entender la fusión entre creencias indígenas y cristianas.
La ermita, pequeña y sencilla, se alza justo frente al mar, como si vigilara este lugar ancestral. Desde allí, puedes sentir el viento salino, escuchar las olas romper y respirar la calma que se respira entre sus muros de piedra. No suele haber mucha gente, lo cual lo convierte en un lugar perfecto para momentos de contemplación o una parada silenciosa en tu paseo por el casco histórico de Candelaria. No es solo una parada fotogénica: es una experiencia íntima con la historia viva de la isla.

