
Barranco de Badajoz
Güímar


El Barranco de Badajoz, también llamado históricamente Chamoco, es un lugar singular situado en Güímar y considerado uno de los cañones más enigmáticos de Tenerife. Enclavado en el Paisaje Protegido de Las Siete Lomas, combina belleza natural con vestigios indígenas, historia colonial y numerosas leyendas que atraen a exploradores y curiosos.
Su valor arqueológico se refleja en la Cueva del Cañizo, una cavidad ubicada a unos 100 m de altura con vigas de madera vegetal en su techo, posiblemente usada por los guanches como enterramiento ceremonial o refugio estival. Aquí también se han hallado restos humanos y momias, vinculadas a antiguas prácticas funerarias que hablan de la importancia espiritual del lugar durante el periodo guanche.
En el siglo XIX, se excavaron siete galerías de agua a lo largo del barranco (más de 14 900 metros en total), destinadas a abastecer agua para el cultivo en las medianías y la costa de Güímar. Algunas de estas galerías —como Acaymo, Chamoco y El Almagre— aún son visibles y forman parte de la historia de la ingeniería local.
Pero lo que realmente ha dotado de fama al barranco son sus leyendas misteriosas. Se habla de los llamados “seres de blanco” vistos por trabajadores de las galerías y de turistas nocturnos, y de la legendaria “Niña de las Peras”, que según el relato desapareció en el barranco y luego regresó sin haber envejecido, contando haber sido guiada por figuras luminosas hasta una cueva interna. Estas historias han convertido al barranco en la llamada “ruta del miedo”, frecuentada por curiosos y aficionados a lo paranormal.
El sendero de aproximadamente 6 km (ida y vuelta) recorre parte del cañón, alternando tramos de fácil senderismo con pasos estrechos y retorcidos. Permite experimentar la variada flora local, observar restos de sistemas hidráulicos tradicionales y respirar un aire que mezcla historia ancestral y naturaleza indómita.
Hoy día es un enclave perfecto para quienes buscan sensaciones distintas: un paisaje volcánico impresionante, historia guanche viva, ingeniería rural y un toque de misterio que convierte cada paso en una pequeña aventura.

